17/4/09

¿Nueva jugada del sistema?, por Leonardo Boff

El encuentro del G-20 en Londres llevó a una tensa convergencia de las propuestas norteamericana y la europea. Ésta última prevé controles y regulaciones más rígidas de los mercados y la norteamericana busca salvar el sistema bancario privado con la inyección estatal de miles y miles de millones de dólares, sacados de los contribuyentes, con el propósito de financiar los créditos y garantizar la continuación del consumo. Hay informaciones de que Barack Obama se comprometió a asimilar algo de la propuesta europea y de esta forma crear un consenso mínimo para enfrentarse colectivamente a la crisis.

Es necesario, sin embargo, reconocer que ambas soluciones son intrasistémicas y nada inspiradoras, pues no ponen en absoluto en cuestión el modo de producción capitalista y su expresión política, el neoliberalismo. Curiosamente, Sarkozy, en un artículo del día 1 de abril, proponía un capitalismo cooperativo y solidario como forma de salir del caos. Parece entender poco de la lógica del capital, pues éste se rige por la competitividad y no por la cooperación. La solidaridad no es una categoría del capital; si lo fuera no tendríamos tantos millones de excluidos. Si alguien encuentra que el capitalismo es bueno para los trabajadores es un iluso. El capital es bueno para los capitalistas que detentan el tener, el saber y el poder.

Las propuestas del G-20 mantienen la acumulación del capital como el motor principal del funcionamiento de la economía y el mercado libre como el lugar de donde se reproduce. Esto sencillamente es más de lo mismo. No ataca las causas que han llevado a la crisis. La crisis económico-financiera es vista fuera del contexto global de crisis: social, alimentaria, energética, climática y ecológica. Todas estas crisis son consideradas externalidades, es decir, factores que no entran en la contabilidad del capital, como son el desplazamiento de millones de personas del campo a las ciudades, la deforestación, la contaminación del suelo, del mar y del aire. Estos factores sólo se toman en consideración cuando se revelan impedimento para las ganancias del capital.

Pero no es posible evitar la cuestión ética: ¿se trata de una solución que contempla a la humanidad como un todo y que garantiza la vitalidad del planeta Tierra o simplemente se trata de salvar el sistema del capital para beneficiar a los que acumulan? ¿Será una nueva jugada del sistema? ¿Se trata de una crisis en el sistema o de una crisis del sistema?

Todo indica que se trata de una crisis del sistema. Las dos externalidades mayores —la social y la ambiental— no ocupan un lugar central, pero son tan graves que ponen en jaque las soluciones contempladas, sostenibles solamente a corto y medio plazo. Después volverá la crisis, posiblemente bajo forma de tragedia o de farsa (Marx).

La crisis social mundial es aterradora. Los datos del PNUD de 2007-2008 prueban que el 20% de los más ricos absorbe el 82,4% de las riquezas mundiales, mientras que el 20% de los más pobres tiene que contentarse con solo el 1,6%. Es decir, hay una pequeñísima minoría que monopoliza el consumo a escala mundial mientras que los ceros económicos son lanzados a la miseria. Hay más de 900 millones de hambrientos y cada cuatro segundos muere un ser humano de hambre, según refiere J. Ziegler en su informe para la ONU sobre la pobreza en el mundo. ¿Qué cabeza y qué corazón tienen ciertos analistas notables de Brasil (véase M. Leitão y Sardenberg) que saben de todo esto y aun así defienden un sistema de tanta perversidad?

La crisis ecológica no es menor. Ya estamos inmersos en un calentamiento global que va a ser devastador para millones de personas y para la biodiversidad. E. Wilson, renombrado biólogo, denunció que la voracidad capitalista elimina definitivamente 3.500 especies de seres vivos cada año. Ante este cuadro dramático, sólo nos queda repetir lo que dejó escrito en latín el genio de la crítica al capital: «dixi et salvavi animam meam»: «dije y salvé mi alma».


Leonardo Boff es teólogo, filósofo y escritor, autor del libro Florecer en el yermo: de la crisis de civilización a una revolución realmente humana (Sal Terrae, Santander).
Fuente: Koinonia
Víñeta: El Roto en El País

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3 comentarios:

  1. OPINA JORGE ANICETO MOLINARI:
    http://cajaencrisis.blogpot.com
    ¿Las últimas jugadas del sistema?

    No está en discusión la base ética del planteo de Leonardo Boff, absolutamente compartible.
    Si está en discusión el origen de esa base ética. Para nosotros materialistas , esa ética tiene base en el desarrollo de las fuerzas productivas. Leonardo Boff en sus estupendos análisis, mostrando estos últimos escarceos de soluciones al máximo nivel universal nos recuerda una frase de Carlos Marx: "Después volverá la crisis, posiblemente bajo forma de tragedia o de farsa" (Marx).

    Compartimos que ninguna de las salidas propuestas pueden ser una salida, a lo sumo atenúan por un breve lapso las consecuencias brutales, peor aún, si mirado globalmente, las soluciones son para sectores parciales de la gran humanidad. Cada quién puede pensar que ha tomado las previsiones para que en su chacra los efectos sean menores, pero lo que nadie hoy se atreve a pensar es como se sale.

    Leonardo Boff nos habla de la necesidad de un cambio ético, pero con toda modestia y respetando las creencias; nosotros no pensamos que ese cambio sea el resultado de la gracia divina sino de cambios en la relaciones de producción, que en otra etapa de la historia se resolvían destruyendo medios productivos a través de la guerra. Hechos que hoy no están descartados. (Rosa Luxemburgo: socialismo o barbarie).-

    Pero juguemos fuerte al cambio.- Que le expresamos nosotros desde nuestra modestia al Presidente de EE.UU: Permítame pues en medio de la incredulidad de la inmensa mayoría de la inteligencia moderna, proponerle dos medidas que para mí son sustanciales para un giro en la historia humana. Una, la necesidad de un signo monetario único universal, aspiración de Lord Keynes a la salida de la segunda guerra mundial.- Así como existe universalmente el metro, el kilo, el litro, debe existir una unidad monetaria única.

    Sé que lograr esto es una dura batalla, pero vale la pena encararla, sobre todo para los pobres del mundo, que son en última instancia los que no tienen medios para defenderse de su manejo y resultan ser las víctimas de sus ajustes. La segunda, directamente vinculada con la primera, es la necesidad de cambiar radicalmente los sistemas impositivos del mundo.- La revolución técnico-científica permite hoy registrar totalmente los movimientos de dinero, y es sobre ellos que hay que aplicar la carga tributaria y eliminar los impuestos al consumo y al trabajo.-

    Los inmensos recursos genuinos que este cambio impositivo genere podrán ser utilizados en beneficio de la humanidad y con la intervención democrática de la sociedad. Se estará entonces en condiciones de transformar en jardines, lo que hoy son las residencias donde padecen la mayor parte de nuestros hermanos. Se estará en condiciones de transformar la vida humana.

    Claro está que para la aplicación de estas medidas necesitamos más que nunca afirmar una política plena de paz y democracia, de desarrollo de todas las instituciones que la sociedad se ha ido dando a través de su avance. Estas medidas son las centrales, todo lo demás gira en torno a ellas; los paraísos fiscales, el lavado de dinero, la droga, la corrupción, la guerra, todas las formas de esclavitud, podrán ser controladas y superadas si el pueblo tiene estos instrumentos fundamentales para avanzar.-

    La tremenda amenaza que para el mundo significa la actual crisis económica, con la fractura social más grande de la historia, que impide el acceso de gran parte de la humanidad a los formidables avances que se han dado en todos los campos del conocimiento, sólo puede revertirse volviendo a la economía real. El ejercicio pleno de la libertad humana parte del equilibrio y la justicia del sistema económico, hoy como nunca antes en la historia humana un Presidente de EE.UU., está en condiciones de dar pasos para un giro gigantesco en la historia de la humanidad. Y agregamos: no hay salvación sino es con todos.
    17 de abril de 2009
    Jorge Aniceto Molinari – Uruguay.

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  2. Gracias por su interesante comentario, en mi opinión para que el cambio se produzca tienen que cambiar las relaciones y modos de producción, pero también la ética, la escala de valores, van unidas,

    estoy de acuerdo con tu análisis, creo que la salida de la crisis la das en la última línea de tu comentario: "no hay salvación sino es con todos",

    un abrazo de Cristóbal

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  3. Hola. Cómo piensa usted que debería ser esa unidad monetaria internacional? Lo pregunto pues parece ser interesante prima facie, pero, no existe ya esa unidad ? El dólar, a cuya merced estamos? Saludos

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